viernes, 9 de enero de 2009

MILO y LORENZA

Hace poco leí en uno de blogs de "El Comercio" una historia sobre la mascota de alguien muy conocido y esto me hizo evocar mi propia historia. Ahora he querido compartirla con ustedes. Esta es la historia de Milo y Lorenza, los únicos que alcanzaron categoría de mascotas en mi familia y de la que formaron parte durante muchos años.

Crecí con mi abuela materna (y vecinos o amigos cuando ella no estaba) durante mis primeros 8 años, esto fue antes de la llegada de mis hermanos, en la época en la que mi mama trabajaba frecuentemente fuera de Lima y viajaba por todo el Perú vendiendo.
Mi abuela (personaje muy simpático y que merece muchas, muchas líneas en este blog!) nació en el pueblo de Huarochiri, en la sierra Limeña, era negociante de pura cepa y adoraba criar animales en casa. Vivíamos solas (cuando mama no estaba), la casa era grande, en uno de los conos de Lima y ella compartía su tiempo entre criarme a mí y criar a los animales en casa.
No creo exagerar, si hago un recuento de todos los animales que llegaron a vivir al mismo tiempo bajo nuestro techo: un chivo, un cerdito (que nunca llego a adulto y no porque se convirtiera en lechón al horno, sino porque no supimos criarlo), 2 gallos de pelea, 4 gallinas, 4 patos, 1 pavo, unos 15 conejos y una cantidad similar de cuyes.
Como ven, mi casa en esa época era mas una pequeña granja que otra cosa. Y mientras mi abuela los criaba con la buena intención de comérselos, yo fantaseaba cual niña de la “casa de la pradera” con que eran mis mascotas, y me afanaba en el cuidado de ellos, sobretodo en el cuidado de los conejos que eran mis favoritos; cuando nacían, cual ratitas peladas los tomaba entre las manos y los metía en los bolsillos para caminar con ellos alrededor de la casa, (lamentablemente en el proceso descalabre a mas de uno :( ).

Mi amor por ellos era incondicional y aunque no soy (ni podría ser) vegetariana, jamás acepte comer y ni siquiera probar de la carne de ninguno de ellos. Por el contrario, después de que mi madre o abuela sacrificaban a alguno de ellos, alguna amiguita del barrio y yo nos encargabamos del entierro, todo era muy oficial, buscamos una cajita donde depositar los restos (que eran en efecto los restos, porque casi nada salvo la cabeza o piel lograba salvarse de la olla) cargábamos la cajita con mucha reverencia hacia el pequeño jardín o hacia el árbol de palta que crecía fuera de la casa, rezábamos una pequeña oración para que la mascota fuera al cielo, hacíamos una cruz (con las cañitas que le robábamos al techo de la abuelita de la esquina y que eran las mismas que usábamos para hacer cometas) y le dábamos un entierro digno y un par de lagrimas. Luego de lo cual asunto olvidado, volvíamos a nuestros juegos de niños, con esa capacidad que solo los niños tienen para borrar y empezar de nuevo.

Como ven, ninguno de estos pobres animales de la época de mi abuela, alcanzo categoría de mascota, y yo aprendí a no encariñarme demasiado con ninguno, porque nada es eterno y porque todo terminaría tarde o temprano en la olla. Las 2 únicas excepciones a esta regla llegaron muchos años después, cuando ya tenía unos 14 años mas o menos.

No estoy segura, pero pienso que el primero en llegar a nuestras vidas fue MILO. Mi papa (padrastro) había sufrido un derrame cerebral que dejo un lado de su cuerpo inmóvil y lo llevo a 2 años de larga rehabilitación en un centro de recuperación en Chosica.
Fueron 2 años duros, en los que mi madre trabajo mas que nunca, en los que yo me convertí en la madre de mis dos hermanos menores y en los que continuamente habían solo lentejas para comer, lentejas compradas en un comedor popular (recuerdo que llegue a detestar las lentejas! Pero ahora... muchísimos años después y lejos del Perú... hasta las extraño y pienso: unas lentejitas no me caerían mal :) ). Mi abuela ya había fallecido, y nuestras vecinas seguían siendo la ayuda inmediata cuando mi madre trabajaba o cuando yo estaba en la escuela.

Más o menos al término de esos dos duros años, unos días antes de que mi papa regresara a casa, llego Milo a nuestras vidas... un cachorro chusquito que de algún lado había sacado la elegancia de un Labrador, era bellísimo, era el regalo perfecto después de dos años muy difíciles!
Que importante es una mascota! Es en realidad un miembro más de la familia, y es un amor puro, que da sin esperar nada a cambio. Milo trajo muchísima alegría a casa, a mi papa en recuperación y a todos nosotros; vivió con nosotros por más de 10 años.

Recuerdo el día en que me llamo mi hermano para decirme que había muerto, yo ya vivía en Holanda por algunos meses, estaba en mi trabajo, y cuando levante el teléfono y escuche la voz de mi hermano supe de inmediato que algo había pasado. (los peores pensamientos cruzaron por mi mente, esos que a veces se temen cada día cuando se esta lejos del Perú, esos que te dicen que algún día algo sucederá y que estaras muy lejos para decir adiós a los que amas a tiempo)
Cuando mi hermano me dijo que Milo había muerto sentí un dolor profundo, como un cuchillo en el pecho, como un pedazo de corazón roto y no pude evitar llorar aun estando en mi trabajo.
Mi hermano me consoló diciendo, no llores hermana, al menos “murió en su ley”...
y si! Era cierto, murió en su ley! porque murió libre como siempre había vivido, perrito de barrio, de esos que nunca usan correa, que nadie saca a pasear porque ellos salen y regresan solos, que comía lo mismo que nosotros, y sobras, porque nunca había sido posible comprarle comida especial y que te esperan en la puerta de la casa y ladran de felicidad al verte llegar.
Milo representa ahora para mi aquella época: el vencer la enfermedad, el salir de un largo túnel y ver la luz del sol de nuevo, la unidad familiar y por supuesto.. La Libertad!.

LORENZA llego casi al mismo tiempo, quizas algo antes, quizas algo despues. Era una lora amazónica, de las que tienen la capacidad de repetir lo que decimos. No se que edad tendría cuando llego a vivir con nosotros, pero si se que los loros son animales longevos que pueden vivir mas de 50 años y Lorenza se quedo con nosotros por mas de 12 años…
Nunca tuvo jaula, porque mi mama, mis hermanos y yo nunca estuvimos de acuerdo; si le cortabamos las alas, para evitar que volara muy lejos. Ella vivia en el arbolito del pequeño jardin, tenia su rama favorita, y subia y bajaba del arbol a la hora que queria.
Por momentos tuve la impresion de que tenia alguna confusion o problema de identidad, porque se creia perro, y seguia a Milo o jugaba con el como compañeros. Si Milo esperaba por su comida hasta que nosotros terminaramos, Lorenza hacia lo mismo echada a su lado. Si Milo pasaba muchas horas tirado junto al mueble de la sala, ella se subia a una pequeña silla (bajo la cual mis hermanos y yo colocabamos miles de periodicos para evitarnos el dolor de cabeza al limpiar los excrementos de Lorenza!) y pasaba las horas tambien en la sala.

Ella era la compañia favorita de mi mama, que de cuando en cuando le daba vinito para que hable o la consentia como a un perrito. Muchos años despues al estudiar Ecoturismo habria de avergonzarme de tener a Lorenza en casa y de haber colaborado sin querer y con ignorancia con el trafico de animales exoticos y al vivir en la selva peruana y ver volar a los guacamayos y loros libres en el cielo azul del Tambopata no podia evitar pensar en Lorenza y en como habria sido su vida en libertad. Pero en mi adolescencia yo no sabia de eso, y me consolaba la idea de pensar que al menos fue querida y que como ya dije, nunca tuvo jaula.
Tal fue su libertad, que con el correr de los años pensabamos que ella ya no querria irse mas, que era parte de nuestra familia y no volvimos a cortarle las alas. Un dia simplemente desaparecio, no la volvimos a ver, mi madre la busco durante dias, preguntando a todos los vecinos, llamandola, pero no volvio. Quiero creer que no esta en casa de nadie. Quiero creer que volvio a ser libre.

Hubo un perrito mas en casa, ya no recuerdo su nombre, muy pequeño, uno que mi mama recogio de un basural y que trajo a casa en un estado lamentable, lo curamos, lo bañamos, parecia que viviria... pero en menos de 2 semanas murio.
Me impresiono mucho, no tanto su muerte como la reaccion de mi madre que por algun motivo que en ese entonces aun no podia entender lloraba desconsoladamente. Años despues entendi, reconstruyendo la historia de mi propia familia el porque habia sido para ella tan importante salvarlo. Ella quiso que viviera, pero no fue asi, y el perrito agonizo durante toda una madrugada, con mi mama y conmigo durmiendo a su lado, en el mueble de la sala para ayudarlo a bien morir.

Ahora que vivo aqui en Holanda, contandole a mi esposo la historia de Milo, le pedi tener un perrito en casa, pero cuando escuche la lista de responsabilidades, licencias y cosas que necesitas para tener mascota cambie de opinion :).
Sacarlo a pasear minimo dos veces al dia, nieve, llueve o truene, no importa y con los inviernos tan frios aqui imposible que viva en el jardin. Comprarle comida especial, chip y pagar todas las licencias. Y que pasa si te vas de vacaciones? Donde lo dejas? Habria que buscarle un hotel para mascotas o llevarlo. En fin, una lista en la que nunca pense en Peru, supongo que porque tuve la suerte de vivir en un barrio, donde todas esas cosas son innecesarias.
Por ahora ya no deseo tener un perrito, quizas mas adelante, cuando sea responsabilidad de mi hijo :); aunque mi esposo dice que el primer paso deberia ser tener un cuy, aqui una mascota muy popular :) segun mi esposo podemos tener dos, uno que se llame Machu y otro que se llame Picchu y asi tendriamos nuestro propio Machu Picchu en casa jajaja.

Espero que esta historia les haya recordar alguna historia propia, quizas olvidada, y si es posible no olviden compartirla.

Un saludo!

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno manichas te contare que :

Milo , fue un can bien atlético, y conocía una que otra acrobacia, entre ellas están el poder saltar en 2 patas hasta 3 veces seguidas si le ofrecías , algo que a el le alocara por devorarselo, como un buen hueso, un hueso con retazo de carne o galletas… era bien chistoso verlo hacer sus saltos o el seguirte en dos patas caminando , se veía bien extraño ya que sacaba mas culata (cabuz) jejeje, entre los recuerdos están sus travesuras , había momentos en que era ya la hora de almorzar y llevábamos los platos servidos a la mesa con su respectiva presa ,seria un arroz con pollo de seguro, sucedió que primero deje 2 platos sobre la mesa del comedor que se encontraba a continuación de la sala y fui ala cocina por mas , y cuando volvi, me vi con la sorpresa , de que solo habían los 2 platos que dejé pero con solo el arroz, huy ¡!! Chispas dije yo! , que es o que paso aquí ? , di una ojeada a mi papa ,el continuaba leyendo su periódico,, mmm no! No pudo hacerlo mi papa…entonces… en eso mientras encontraba al mago ,escucho como que están masticando y partiendo un hueso, levanto el mantel, y estaba allí , ese Milo todo escondido y comiéndose a toda prisa el almuerzo del día , ya cuando regrese los platos con arroz a la cocina contándole a mi mami … ella me dijo que si no se hacia algo pronto el se iba a acostumbrar asi es que le dio sus palmadas como quien le zurra a un chico malcriado con las manos, pero Milo como pensaba que le iban a dar de alma ,empezó a quejarse antes de que le pusieran una mano encima, a esto mi mami le dijo que era un perro mañoso , pero igual le dio para que aprendiera, la otra vez que se volvió a repetir recuerdo que, hechaba un vistazo,para no descuidar ni a los platos ni al perro ,pero hubo una , en la que , ahhh! pucha otra vez me gano!! y me fije debajo del mantel haber si estaba y nada ,en mi cabeza solo se repetía la palabra búscalo ,búscalo y lo encontré detrás del mueble y como se había Milo apropiado de una presa bien grande pierna y parte de pecho se la arranque y me conforme con la pierna que solo había podido rescatar de sus fauces ,no le dije del hecho a nadie pero ese dia almorzamos tranquilos y milo también ,porque siempre le correspondía su camote con hígados y patas de pollo que te suelen dar como menudencia en el mercado, existieron mas de 3 ocasiones en las que milo se llevo parte del almuerzo en maneras similares , así era el.

Recuerdo, que cuando hacía mucho calor y Milo tenia olor a calcetines usados y es que tenia tan frondoso pelaje y por el calor encima se veía que le resultaba difícil conseguir también frescura que pegando su lomo con el suelo ,lo podías encontrar hechado patas arriba,era bien curioso observarlo en tal posición en verano, bueno continuo ,a eso de las 11 de la mañana y siendo o sábado o domingo ,cargábamos un lavatorio con agua ala calle con una jarrita ,es que el ya era adulto y no cabía tan fácilmente en las bateas lo mojábamos bien bien ,y le aplicábamos el champu después de habérselo pasado por todo lado le dábamos su respectivo enjuague y quedaba limpio e impecable ,ya mojado y enjuagado el con una sacudida realizaba su centrifugo secado y le pasábamos la toalla después le permitíamos echarse en los muebles, por un rato para que se sintiera agusto , porque nos preocupaba de que después del minucioso baño se fuera a chivatear por las arenosas calles , situación que nos llego a pasar, y es que el estuvo tranquilo y todo buen perro hasta las 5 solamente ya , después aprovechó para irse a pasear o que se yo?.. ese día regreso alas 9 de la noche como si hubiese regresado de una excavación minera,con suciedad por aquí y por allá ,toooda la oreja con arena sus patitas ,su hocico y pecho todo negros y mugrientos, abrimos la puerta y ponía esa expresión en su rostro de disculpa para que lo perdonáramos , bueno ya tendría que esperar hasta mañana para un baño reconstructivo porque no parecía Milo, decíamos todos , pero…es este Milo? Tenia la pinta de un perrito vagabundo , no se porque no le acerque un espejo para que el mismo se viera.

Todos estos buenos recuerdos me trae ese animalito… todo travieso y jugueton…

Saludos
ismael

CAMINANTE dijo...

Hola hermanito!
Gracias por compartir esta historia! nunca habiamos hablado de esto! :) hay mcuhas cosas wue ya no recuerdo, no solo por os años que ya vivo aqui en Holanda, sino tambien por los años que ya vivo fuera de casa, como cuando me mude a vivir a Arequipa por mas de 2 años, o cuando me mude a vivir a Puerto maldonado.. debo decir aqui que lo unico que siempre me apenara un poco es lo mucho que perdi o deje de ver o compartir con ustedes durante estos años.. sus años adolescentes!
Me has hecho reir con esta historia..contada muy a tu modo, te quiero loquito.. y como siempre les digo a los dos, no los quiero un huevo, sino dos:)
Tu hermana

Ojoavizor dijo...

En mi casa nunca hubo un perro. Mi madre nos decía que ella había sufrido mucho cuando murió su perro "viento", cuando ella era niña. Nunca más quiso pasar por ese sufrimiento.
Sin embargo, un día cuando tenía 9 años, en forma silenciosa me conseguí un sapito, que lo llamé "wis". Lo tuve en secreto en el jardín de mi casa duarnte casi un mes, hasta que mi mamá lo encontró, y después de rezondrarme, se compadeció de mí, y me dejó tenerlo, solo en el jardín, por supuesto.
Un día "wis" se fue. Alguién dejó la puerta del jardín abierta, y "wis" quiso ser libre. Ojala no haya terminado en un experimento de disecación, de esos que hacen en los clases de biología en los colegios.
Siempre me acuerdo de él, sobretodo cuando inflaba su cuello cuando respiraba.
Gracias por hacerme recordar una vez mas, a mi querido sapito "wis".

Ojoavizor

CAMINANTE dijo...

Hola Ojo avisor!

:) nunca habia oido de alguien con un sapito! :) esa si que es una historia de una mascota particular, aunque no se si le puede llamar mascota, supongo que lo que cuenta es el cariño que ponemos en ellas y la manera en que las recordamos :).
En la selva de Tambopata adoraba las ranas, pero las verdes, las arboreas, ahh q lindas! los sapitos.. bueno, en realidad son mas feitos, pero habra q buscarles la belleza interna, como a todo jajaja..

Un abrazo a la distancia..

Chris Bracamonte dijo...

Yo nunca tuve una mascota de niño, porque a mis padres no les gustaba tener animales en casa. Pero cuando viví solo tuve una perrita, muy linda ella, se llamaba "Lola" (ahora que lo pienso... ¿quiza por eso era medio coqueta?). Pero un día, Lola se perdió. Y no quiero recordar lo que vino después.
Es muy bonito tener mascotas! Me encanta la foto de las tuyas! :)
Un besito!

PS: Hay nueva entrada :P

Anónimo dijo...

Que hermosa historia amiga, yo tambien tenía muchos perros tan especiales en casa que los recuerdo siempre y llevo sus imagenes en mi cabeza. Como tu sabes yo tengo a mi perra labrador "Noeska", ella nos llena la vida en mi hogar, a pesar que ahora tiene 15 años y duerme todo el dia y tiene problema de reumatismo la pobre pero no deja de comer. Es verdad tener una mascota es como tener un hijo a la cual tienes que cuidarlo dignamente, felizmente ella tiene su bañito en la terraza de la casa no tenemos que salir con la perra es plena lluvia torrencial o nieve a que haga sus necesidades, abrimos la puerta de la sala y ella va a su bañito que es un espacio cerrado y llena de arena que se limpia todos los dias y renovando la arena cada cierto tiempo esa chamba se encarga mi suegro :). Cuando Noeska descanse en paz estoy dudando en tener un perro inmediatamente porque ya no voy a tener la ayuda que mis suegros me brindan, no nanny para mi perra asi que es una gran responsabilidad que aun no quiero tomar peroe xtrañare harto una mascota en casa. Pero cuando tenga un perrito(a) quiero que sea un Romoelps con naricita aplastado, son tan ricotones y chicos, es para comerselo a besos :).
Tambien tuve una loro viejo que lo llamé PANCHITO, el vino un dia inesperado en la casa antigua de mis padres, aterrizo en la ventana y yo lo llamé con un pedazito de platano, me encariñe mucho con el y el de mi, el no hablaba nada peor aun asi era muy especial para mi hasta que una vez lo deje libre porque me daba pena verlo en una jaula grande, abrí la puert y le dije eres libre, que Dios te cuide ni que otra persona te atrape, ten cuidado de ellos, el solo me miraba se acercó a mi, se subio en mi hombro, no quiso volar en ese momento, yo le decía andate, vuela eres libre, ten cuidado y se feliz. Entonces yo tenia que irme con mi mama a la calle lo dejé suelto cuando regrese a casa en la noche ya no lo vi mas :(, lo extrañaba mucho y espero que este aun bien.

Gracias por compartir estos recuerdos y de expresar mis recuerdos a ti sobre unas de mis mascotas.
Ik hoor van jou!!

Mirtha.

Mirtha

Anónimo dijo...

Mi mamá y yo (Gustavo) recordamos que cuando veníamos a la casa, después de haber dejado a Milo solo, llegábamos y alegremente nos recibía moviendo su cola y junto con ella toda su culata, yo me acuerdo que cuando Milo nos recibía con todo ese cariño que expresaba con su cuerpo, yo le cantaba diciendo lo siguiente y dice asi: Ese papachitoss!!!, ese bien bonitos, ese papachitos…
Mi mama recuerda que ella le decía : Haber Milo la patita, la patita, y después cuando había música alegre mi mama aplaudía y Milo bailaba en dos patitas, y cada vez que se bañaba se sacudía, e incluso eso si yo me acuerdo que se frotaba con su cuerpo en los muebles y dejaba ahí toda sus peluza, ese era uno de sus hobbies y cuando m mama se daba cuenta el se iba en fuga, para el cuarto de al fondo parea que mi mama no lo encontrase.

Sobre Lorenza yome acuerdo, que una de sus primeras palabras fue : corre, corre. corr…, que la aprendió cuando un día tocaron la puerta , en ese entonces mi hermano y yo estábamos en la cocina, y recuerdo que el me dijo Gustavo corre!!, y de repente Loreza grito también Cooorre!!!, fue muy gracioso, algo gracioso de ella era que que se le daba por bailar cuando llovía o se la empapaba de agua cuando hacía mucho se ponía muy alegre, que se trepaba y movía sus alas constantemente y su cabeza la movía de arriba abajo, era muy gracioso verla sí, eso es lo que nos recordamos…

Referente al perro que dices, tu que mi mama lo encontró por un basural, mi mama se entero por medio de la veterinaria que era un perro chiguagüeño., de raza mexicana y que era tan chiquito que cabía en su bolso y ya restablecido de su enfermedad me lo llevaba de compras al mercado y cuando le toco la vacuna correspondiente, cuando aún era cacchorro, y mas aún estaba un poco enfermito, al momento que le pusieron la vacuna le chocó al extremo
de empeorar su salud.
Pero antes de que muera cuando mi mama lo llevaba al mercado todos les prestaban la atención por ser tan pequeño y gracioso, con sus ojos bien redonditos y vivaces y sus medianas orejas que a menudo estaban levantadas.

Muxos saludos Gustavo y Nelly…

CAMINANTE dijo...

Hola Chris,
pues si Lola era medio coqueta era igual al dueño :) jajaja...
en dos minutos paso para ver la entrada..
Saludos

CAMINANTE dijo...

Hola Mirtha,
Gracias por compartir tus historias! que bonito lo que cuentas de Panchito! he quedado encantada con tu historia y mira que si no era por aqui no hubieramos tocado el tema :) y a Noeska claro que la conozco y se, porque te he visto que es como una hija para ti.
Un abrazo y espero verte pronto.

CAMINANTE dijo...

Hola mi Guchi!
gracias por completar mi historia.. obviamente tu,Ismael y mi mama pasaron mas los ultimos años que ya no estuve en casa, mas tiempo con ellos, hay tantas cosas que a veces siento que me perdi! Solo una cosa.. que recorde hace poco conversando con mi mama, el perrito que murio al poco tiempo se llamaba DOFUS, como un perrito dle juego de computadora que a ustedes les gustaba jugar, y no murio por la vacuna como piensa mi mami, recuerdo que murio por que ya tenia un virus que habia adquirido en el basural de donde lo rescato mi mama, si lo llevamos al veterinario, pero ya no pudieron hacer nada para salvarlo.
Gracias manichos y te quiero harrrttooo

Diosaoasis dijo...

Me encantó tus historia que la verdad es parte de tu vida y forman parte de uno. Sabes si tengo en mi mente historias pero la verdad que a veces da pena porque es realidad y nos deja triste pero en fin tal vez las cuente algún día.