miércoles, 15 de abril de 2009

La Última Lectura

El verano esta por llegar y con el llega para mi el momento de re-organización: sacar todo lo que esta guardado, re-ordenar lo que quiero conservar y desechar lo innecesario. La luz del sol me llena de energía y empiezo a revisar todo lo que esta en los cajones largo tiempo olvidados, en el closet, en mis papeles, en casa, en mis metas y sobretodo en mi alma.

Es algo difícil “limpiar” mis pensamientos, re-evaluar mis sueños y metas; trato de ser realista para algunas cosas, trato de conservar algunos sueños que aun podrán ser realizados y otros que quizás no pero en los que aun no he perdido la esperanza, trato de desechar los imposibles o de buscarles alternativas para hacerlos posibles y por encima de todo trato de limpiar mi alma, de perdonar, de olvidar tristezas y rencores del pasado que a veces regresan y que no me permiten seguir mi camino sin cargas. Pienso en lo que tengo y doy gracias; pienso en lo que soy y doy gracias; pienso en adonde voy y vuelvo a dar gracias, para que mi camino se llene de paz, para tener la paciencia que siempre me falta y para que la luz que me acompaña siga estando allí.

Mi papa Augusto murió a los 67 años, hace ya casi dos, significo mucho en mi vida.
Llego a mi casa cuando yo era muy pequeña, llego como mi “padrino” y se quedo como mi papa. De el aprendí a querer los libros, a amar la lectura, a leer el manual de Carreño, a Sofocleto y a leer las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma cuando aun no cumplía los 10 años. Me enseño mucho, y aunque cometió muchos errores, algunos de ellos graves, no puedo juzgarlo, porque una parte de mi me dice que todos aprendemos en nuestro camino por esta vida, que todos cometemos errores y que la vida misma se encarga de pasarnos la factura por ellos.
Los últimos 15 años de su vida mi papa Augusto sufrió mucho, enfermo, tuvo un derrame cerebral del que se repuso después de un largo tratamiento, luego empezó a someterse a diálisis durante casi 10 años, cada 2 días, para limpiar su sangre porque sus riñones ya no funcionaban; entro en coma por un par de semanas… y cuando ya todos pensamos que era el final, la vida le dio una oportunidad mas y regreso del coma y vivió casi 1 año mas para conocer a mi primer hijo. Murió en casa, según me cuentan mis hermanos tranquilo, viendo televisión, simplemente dejo de respirar, no sufrió, se fue con esa muerte tranquila que muchos deseamos cuando pensamos que algún día llegara ese momento, supongo que ya había sufrido demasiado y por eso la vida lo premio con esa muerte. Siento que se fue en paz y eso me da alegría.
Algún doctor le dijo que el era un gato de 7 vidas y cada vez que el me decía “ya me muero” “ya voy a morir” yo le repetía, en tono de broma y amonestación a la vez, que el viviría hasta los 100 años o mas, porque las culpas se pagan aquí en la tierra, porque no hay cielo ni infierno y porque tenia cuentas por saldar. Quizás suene muy frío o muy malo, pero yo tenia mis razones y el sabía que lo quería, aunque a mi modo, porque después de todo era mi papa y aunque aun guardo sentimientos mixtos al final trato de quedarme con lo bueno y perdonar lo malo... porque no podría seguir viviendo si no fuera así.

Revisando entre mis papeles, encontré uno escrito (copiado) por el puño y letra de mi papa Augusto, no se exactamente cuando lo copió, no se si cuando ya estaba enfermo, pero yo lo guarde como guardo todas las cosas que pienso que me servirán y que será bueno leerlas de cuando en cuando... He vuelto a leer este papel hoy, después de varios años y ahora le encuentro mas significado aun, si fuera eso posible. Es originalmente escrito por J.L. Borges (escritor argentino 1899-1986) y lo copio aquí porque el mensaje que lleva es simple y directo, es un mensaje de vida… y porque aun estamos a tiempo.



“Sí pudiera vivir nuevamente mí vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más, sería más tonto de lo que he sido, de hecho. Tomaría muy pocas cosas con seriedad, sería menos higiénico, correría más riesgos.

Haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida, claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solo buenos momentos.

Por si no la saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos, no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas, si pudiera, volvería a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño, daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.... Pero ya ven, tengo ochenta y cinco años y sé que me estoy muriendo...”

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Además, quiero compartir aquí un video, se llama la “Ultima Lectura” de Randy Pausch, un profesor de Informática que murió en julio del año pasado, a los 47 años. Vi el video hace algunos meses y pensé que valía la pena compartirlo… esta es la única versión con subtítulos en español que he encontrado y aunque la traducción tiene varios errores, al menos tendrán una buena idea de su mensaje.

Un saludo a todos y bueno... volvamos entonces a caminar bajo la lluvia sin paraguas, a contemplar mas amaneceres y a tener mas problemas reales y menos imaginarios, no?